Urbania es una gran nación, con una ciudadania de gran calidad que, sin embargo, está gobernada por una clase política mediocre que se ve inmersa continuamente en casos de corrupción. Para combatirla, el novato agente Chinea es destinado al departamento de Anticorrupción, donde se le asigna patrullar con Padrón. Ambos agentes tienen personalidades completamente diferentes. Chinea es torpe y un imán para las desgracias, pero es el número uno de su promoción, tanto por inteligencia como por habilidad con las armas de fuego. Padrón es tenaz, sagaz, de firmes principios y muy eficaz. Ambos agentes son enviados a investigar la aparición del cadáver del director del mayor banco de Urbania, muerto en un aparente accidente de caza. Una novela políciaca inquietante y, a la vez, divertida.